martes, 24 de junio de 2008

GUÍA N°4 Complemento de Cubismo (análisis)

Guía N° 4
(Texto extraído de: http://www.fundacion.telefonica.com/arte_tecno/colecciones/colecc_cubismo/gris/03.html)

Análisis de Obra
La guitare sur la table fue pintado en París en abril de 1913. En los meses que precedieron su creación, dos acontecimientos habían venido a confirmar la condición de Juan Gris como integrante del movimiento cubista:
- En primer lugar, el 20 de febrero de 1913, Gris había firmado un contrato en exclusiva con Daniel-Henry Kahnweiler, negociante también de Picasso y Braque, y gran defensor del cubismo. Este contrato, fechado el 20 de febrero de 1913, supuso un gran respaldo moral para Gris y significó también una primera estabilidad económica.
- En segundo lugar, en marzo, uno de los más cercanos amigos de Picasso, el también crítico de arte Guillaume Apollinaire, había publicado un libro llamado a convertirse en primera referencia oficial del cubismo: Meditations Esthétiques. Les Peintres cubistes. Apollinaire dedicaba a Gris uno de los capítulos monográficos del libro, subrayando la faceta más intelectual de su pintura.
Con cierta indiferencia, Apollinaire calificaba la propuesta de Gris como «cubismo científico», en contraposición a la aproximación intuitiva de Picasso y Braque. Es cierto que durante 1912 –e incluso en 1911–, la obra pictórica de Gris se había caracterizado ya por la utilización de un esquema geometrizador que, superpuesto al tema figurativo del cuadro, daba al conjunto de un sentido unificador, ordenador. Sin embargo, también es cierto que estos esquemas geométricos nunca eran empleados por Gris de forma rígidamente metódica: al contrario, en obras como Composition avec Horloge (1912, Col. Partic, DC. 27), y en los dibujos relacionados con ella, es fácil ver ajustes y cambios que permitiesen ajustar la representación de los objetos con el andamiaje general de la imagen del cuadro. No en vano Gris había dicho que amaba «la emoción que corrige la regla», respondiendo a Braque, que declaraba amar «la regla que corrige la emoción».

El tema de la guitarra sobre la mesa había sido tratado por Picasso en 1912 en un considerable número de dibujos y collages. Uno de ellos, Guitarra y hoja de música, pintado en octubre-noviembre de 1912 (Daix 506, Col. Partic.) tiene una composición similar al de Gris, con la guitarra apoyada de forma parecida sobre una mesa ligeramente descentrada, dejando un espacio a la derecha, y con fondo de papel pintado –en este caso, un trozo de papel real pegado al cuadro con el pocedimiento del collage– de tonalidades similares a las de nuestro lienzo. Partiendo quizá de este y otros modelos, Gris pinta en 1913 La guitare sur la table.
La guitare sur la table
Autor: Juan Gris
Fecha: 1913
Características: 60 x 73,7 cm.
Material: Oleo sobre lienzo
http://www.fundacion.telefonica.com/arte_tecno/colecciones/colecc_cubismo/gris/03.html
.Pero si temáticamente se aproxima a los ejemplos de Picasso, compositivamente puede relacionarse con otras obras del propio Gris del mismo periodo, como Le Siphon, (1913, Rose Art Museum, Brandeis University, Waltham, Massachusetts, DC. 37) o Violon et guitare (1913, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, DC. 40). Todas ellas proponen una interpretación muy personal del cubismo, que funde aspectos del cubismo analítico y el cubismo sintético desarrollados por Picasso y Braque. Gris compone una imagen total partiendo de aspectos parciales, dejando que el espectador vuelva a integrar de nuevo el conjunto mediante una síntesis que tiene tanto de intelectual como de visual. Esta síntesis de diferentes vistas y aspectos de los objetos en una sola imagen implica la fusión de tiempo y espacio: si la visión analítica habla de imágenes sucesivas, la sintética habla de imagen sincrónica. Es decir, si analizar significa «duración», sintetizar es «instantaneidad». En este sentido, es interesante recordar la influencia de las teorías de Bergson, y sobre todo de su concepto de «duración», sobre el grupo de pintores cubistas.
Pero además, separando analíticamente vistas y cualidades de los objetos, Gris introduce una fuerte tensión entre abstracción y figuración, entre estructura formal de la imagen y representación del objeto. Cada aspecto se relaciona con el resto de la composición, bien por contraste o bien en secuencia rítmica. Al mismo tiempo, los objetos conservan su integridad, hasta el punto de que, sorprendentemente, siguen siendo legibles –lo que no ocurría siempre en las obras de Picasso y Braque-. Si los objetos se confirman como presencias activas, lo mismo ocurre con las formas. Detalles pintados al trompe l’oeil (imitando texturas de mármol, madera o papel pintado, en un juego irónico sobre las posibilidades del collage) ponen a prueba su realismo al convertirse en formas abstractas en el conjunto. Por el contario, formas que parecen no representar nada, como el rectángulo azul situado en vertical sobre el centro de la guitarra, adquieren una significación figurativa. Así ocurre en este caso si el mencionado rectángulo es leído como un haz de luz o como una continuación del espacio del mismo color que parece describir una ventana al fondo de la imagen –una alusión al azul de los tradicionales celajes–. Esta posibilidad convertiría esta pintura en uno de los primeros ejemplos de un tema característico del Gris posterior: la guitarra ante la ventana. Por último, la descripción simplistamente naturalista de la pata de la mesa, en contraste con el sofisticado nivel de abstracción del resto del cuadro, recuerda los recursos empleados en otras imágenes anteriores del propio Gris, como en el mencionado L’Horloge de 1912.
Si comparamos este lienzo con su dibujo preparatorio (DC 36 a), es fácil llegar a la conclusión de que en el proceso que media entre ambos la geometría se ha impuesto sobre la mímesis. Lo mismo podemos decir si comparamos este lienzo de Gris con las mencionadas obras de Picasso del mismo tema. Aunque nunca de forma rígida, lo cierto es que Gris enfatiza de esta manera el control de los aspectos intelectuales sobre los sensuales y fenomenológicos. Es el camino hacia lo que posteriormente llamaría «arquitectura plana y coloreada»